TRASPLANTE DE HÍGADO
La hermosa historia del trasplante de hígado nos muestra una evolución gigante en este campo de la medicina, basados en esta historia es importante aclarar algunas ideas que usualmente están equivocadas.
Para comenzar quisiera aclarar o resumir un poco de el tipo de enfermedad que puede llevar a la necesidad de este tipo de terapia.
La enfermedad hepática como se mencionaba anteriormente que no es tumoral y que se puede dividir en aguda o crónica, aunque vale la pena mencionar que en algunos casos incluyendo los tumores malignos se interponen, como es el caso de la cirrosis y el hepatocarcinoma, o los casos complejos de tumores malignos que no tienen posibilidad de ser extirpados, pueden tener la posibilidad de manejo mediante el trasplante.
Una de las tantas funciones del hígado es metabolizar nutrientes que provienen de nuestra alimentación, estos nutrientes son absorbidos del intestino y transportados al hígado mediante un sistema venoso que desemboca en una vena llamada Porta. En el caso de la enfermedad crónica que lleva a cirrosis, se trata, del cambio de la arquitectura del hígado, sea cual sea la causa o el mecanismo de agresión, el tejido normal del hígado es reemplazado por un tejido duro, compuesto por fibra que aumenta la presión sanguínea el sistema venoso que lleva a la porta, teniendo como consecuencia lo que llamamos hipertensión portal. El organismo empieza entonces un mecanismo de defensa que es generar nuevos vasos o varices para liberar la presión del sistema. Sus manifestaciones pueden ser múltiples, como sangrado digestivo o vomito con sangre por la presencia de varices en el esófago y estomago, ascitis o acumulo de liquido en el abdomen, encefalopatía hepática o desorientación, disfunción del riñón entre otras. Es cuando aparece alguna de estas manifestaciones cuando se considera cambiar el hígado afectado mediante el trasplante.
En las enfermedades agudas, se considera el trasplante cuando se presenta una hepatitis aguda fulminante, palabras mas palabras menos quiere decir que por algún motivo el hígado deja de funcionar, y sus manifestaciones cardinales son la ictericia o pigmentación amarilla del cuerpo precedida por encefalopatía hepática, que se trata de desorientación o cambios del comportamiento. Este cuadro es supremamente grave y dependiendo de la causa la persona tiene mas o menos posibilidades de que se recupere sin necesidad del trasplante.
Siendo así y volviendo a las ideas que debemos cambiar o aclarar, es importantísimo dejar claro que una persona con cirrosis NO ES UNA PERSONA TERMINAL, que al contrario tiene una opción de vida con el trasplante, y la segunda es que el trasplante no es sinónimo de muerte, las probabilidades de sobrevivir luego de un trasplante de hígado en 1 año son mayores al 90% , a los 5 años son mayores al 80%, y a los 10 años alrededor del 70%, como pueden ver estamos hablando de una real oportunidad de vida.